La estación de navidad

Aquella tarde en la estación

tus ojos negros cautivaron mi

esperanza y doblegaron el corazón.

Lejanos en un ahora, olvidados

en el mañana interminable.

He llegado hasta aquí

con el último aliento de mi ser,

desesperado por tu partida.

Un vacío indescriptible

has dejado en mi alma.

Una noche fría, oscura y lúgubre,

luego de interminable espera,

perdido en la estación de tren,

amplia, desolada y obtusa,

con líneas partiendo al infinito.

El reloj atrapa los minutos

zozobra con cada campanada,

sus manecillas interminables

apuntan débiles a la eternidad

y me recuerdan que no estás.

La nieve arrecia y oprime mi ser,

viento cortante penetra los huesos.

Tus memorias hieren, desoladas

y perdidas en un pasado atroz

que mi alma añora y no puede ver.

Cada navidad vengo aquí,

te busco desconsolado,

miles de rostros, ninguno el tuyo.

La estación vacía recuerda

tu inevitable y triste partida.

Se acerca el tren, un silbido

alienta la esperanza del regreso.

El espíritu brilla, se ilumina

veo tu alma bajar del tren,

la esperanza ha retornado.

Es navidad, el espíritu sonríe

la nieve se derrite con mi corazón.

Una estación vacía, infinita

con esos días interminables

donde sólo existimos los dos.