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Mi Popayán del alma

Honorable cacique Pubén, señor del valle 

valeroso predecesor nuestro, gallardo y valiente.

¡Oh, Popayán ilustre! cuánta sangre ha devorado

esta tierra humilde y valerosa, promisorio futuro.

 

Belalcázar llegó con centauros, cegando, inmolando

todo aquello que nos fuese prohibido por años.

Cuyas generaciones futuras negaron y conservan

aquel legado indígena glorioso y abrumador.

 

Las chozas primitivas fueron cambiadas

por paredes de bareque y tejares interminables.

Patios enormes definieron el futuro de Colombia,

próceres y guerreros, luego viudas y huérfanos.

 

¿Casas centenarias, cuántas almas han visto?

testigos de tantos amores, dolores y placeres.

El tiempo pasa, al igual que tus procesiones

año tras año llenando historia sin terminar.

 

Iglesias silenciosas, espacios infinitos de paz,

guardan imágenes gloriosas, impasibles, limpias.

cada año despiertan, se visten y preparan, cumplir

para una vez más, procesión deber eterno.

 

Caldas visionario hastiado del yugo opresor,

tus sueños de libertad cegados por fusiles,

retumban en los cielos palabras no calladas.

Morillo ardiendo en los círculos del infierno 

 

¡Oh virgen de los dolores! tus maderos crujientes

doblegan la espalda del general Obando, cauteloso

esconde su cara para cumplir el deber sagrado.

Infinita procesión, no termina jamás, dolor y misión.

 

Isaías espera a la vega del Cauca, dolor eterno,

sus lágrimas alimentan el río, fluyen sin cesar,

galopa persiguiendo verdugos imaginarios.

Margarita ha partido, para reunirse  con el creador.

 

La guerra se avecina, niños soldados van al frente,

el parque Caldas es testigo, lloran las madres,

marchas forzadas por la selva, mosquitos despiadados.

Güepí se acerca, el enemigo tiembla, la victoria arrecia.

 

Guillermo, la partida de Josefina te abruma, duele.

Camellos imaginarios galopan por el humilladero,

cada paso te recuerda el dolor, retumba en el alma,

juntos caminan eternamente de la mano en la casona.

 

Jueves en la semana de pasión, imperturbable,

almas de tus ancestros rugen desde el suelo,

tiembla la tierra y se sacuden tus iglesias

vislumbrando el renacer al nuevo milenio.

 

Quienes están ahí, visitando, recorriendo

las calles que infancia lejana dejaron atrás.

Memorias de quienes ya no están, 

recuerdos imborrables, que partirán jamás.

 

Dos lágrimas desde la distancia amada ciudad, 

quienes salimos, añoramos regresar, visitar.

Evoco el día lejano para recorrer cada calle,

donde todo inició, bella una ciudad ancestral.

 

Aquellos que te negaron, vergüenza eterna, 

despreciando tu legado, ¡Payaneses jamás!

Solo tus presidentes e hijos ilustres caminarán

por esas calles hermosas, blancas por siempre.

 

Cuando la gente pregunta donde nací, 

con orgullo les digo Popayán, ilustre y blanca, 

cuna de guerreros, poetas e intelectuales.

 

Dhaka, Bangladesh 8 de julio de 2017



*Publicado en la edición especial "Popayan 486 años...Más futuro que pasado" Enero 13,

2023

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